El inicio de una nueva vida

Sábado 6:30 am… principios de julio.

Conduces por una carretera, a pocos kilómetros de la playa, en medio de campos verdes regados por aspersores, mientras el día se despierta y el sol sale tras las montañas. Estás solo y tu ropa aún huele a perfume de mujer.

Tu sensación interna es de realización, de satisfacción total y de paz interior y ese sentimiento te embarga y te hace lucir una sonrisa tonta al volante de ese coche que tanto te gusta.

En el equipo de música suena alto una canción chill-out, que aún hace mayor tu subidón interno, mientras saboreas la miel del éxito.

Los días anteriores ya volvías a ser tú mismo y tu cara reflejaba alegría. Pero lo que realmente ahora te está haciendo vibrar, es el hecho de que sólo unos instantes antes notaras como los finos labios de una tentación rubia de 170 cm y cuerpo de ensueño, te transportaban a otra dimensión. Acariciarla con tu lengua, estar dentro de ella mientras sentías su respiración y haberla hecho gritar de placer en su idioma, es algo a lo que no estabas acostumbrado.

Atrás queda la ansiedad de la ruptura, atrás quedan las lágrimas y la sensación de soledad, atrás quedan los recuerdos dolorosos. Todo ello ha dado paso a una nueva era en que te sientes mas dueño de tu vida y en que estás empezando a abrirte a otros placeres tras el paréntesis de estar en pareja.

Desde el primer momento sabías que tenías que actuar, que mover el culo, que reaccionar. Te decidiste a viajar para desconectar del escenario donde convivíais con tu ex, te animaste a recuperar algunas amistades poco mimadas en tiempos pasados y ampliar tu círculo, te pusiste a leer sobre temas que podrían serte útiles, e hiciste el ejercicio de valorar lo que tienes: esa maravillosa familia que está ahí cuando la necesitas, un piso propio, y la estabilidad de un trabajo que te permite poder disfrutar de la vida.

Y ahora, tras ese primer periodo, allí estás volviendo a casa a descansar después de vivir una aventura emocionante y con tu ego disparado.

Y al llegar aparcas y, tal como le prometiste a tu mejor amigo, antes de ir a la cama le escribes un mensaje contándole tu pequeña hazaña. Después de felicitarte, él te explica que está despierto porque su niño está llorando y, aunque te sabe mal por él, te haces mas consciente de los privilegios de tu nueva vida y cierras los ojos para dormir, cuando el resto del mundo está despertando.



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